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La Clave para una Correcta Autoestima parte 1

La Clave para una Correcta Autoestima – Parte 1 De las enseñanzas del Rebe Shalom Dovber de Lubavitch. Según las lecciones del rabino Itzjak Arad Entre el conjunto de problemas internos y externos que enfrentan el individuo y el público en general, se destaca el problema de la desunión, la controversia, la riña y sobre […]

La Clave para una Correcta Autoestima parte 1

La Clave para una Correcta Autoestima – Parte 1

De las enseñanzas del Rebe Shalom Dovber de Lubavitch.

Según las lecciones del rabino Itzjak Arad

Entre el conjunto de problemas internos y externos que enfrentan el individuo y el público en general, se destaca el problema de la desunión, la controversia, la riña y sobre todo el odio gratuito, sin causa, una situación en la que uno no puede tolerar al otro.

Aparentemente, con  todos sus efectos negativos, este problema parece ser solo uno de muchos, ya que hay otros problemas, algunos de ellos más graves e duros que este. Este enfoque es incorrecto fundamentalmente desde su base. La falta de unidad, la controversia, la disputa y el odio gratuito, son la raíz de todos los problemas internos y externos del individuo y de la sociedad, y todos los demás problemas surgen y se alimentan de este. Y debido a que es un problema tan arraigado, lidiar con él es extremadamente difícil. Es relativamente fácil superar los fenómenos externos que lo acompañan, y resolver el problema de los síntomas, pero tratar la raíz del problema requiere un esfuerzo y atención especiales.

Cuando se resuelve la raíz de un problema, las consecuencias negativas que crea se corrigen por sí solas. Pero cuando se ignora la raíz, la solución de los síntomas que la acompañan no será estable y el problema principal permanece.

El punto clave para la solución es cambiar la autoconciencia del individuo por completo. La conciencia y la autoestima incorrecta provocan disputas y la negación del lugar de los demás, mientras que la conciencia y la autoestima correcta permiten conectarse y dar lugar a los demás.

El caos que se quebró – La raíz del mal

En las enseñanzas de Jasidut se explica de acuerdo con la Cabalá (y especialmente la Cabalá del Arizal) que la raíz de la creación del mal en el mundo proviene de la ruptura de los recipientes –kelim– que estaban en el Mundo del Caos. Por eso, en el Orden del desencadenamiento de la Creación de los mundos espirituales y materiales, se ocasiono un fenómeno (deliberadamente por supuesto) de ruptura en el llamado mundo del Caos, el Olam haTohu.

El Mundo del Caos es un mundo de altísima santidad, en el que hay, como en cualquier mundo espiritual, diez Sefirot sagradas, que son diez poderes Divinos a partir de los cuales se forma la creación en todas sus dimensiones; pero la falta de  equilibrio entre ellos provocó una ruptura, como se explicará más adelante.

Como resultado de esa ruptura ocurrió la creación de los mundos inferiores: Briá-Creación, Ietzirá-Formación y Asiá-Acción, en los que también hay una realidad de “klipá”, cáscaras impuras, es decir, una realidad espiritual y física no corregida, desequilibrada y negativa, involucrada en todos los detalles de la realidad de los mundos. Esta realidad, que también existe en el hombre (que es un mundo en  pequeño), es la que le da lugar para corregir, afrontar y elegir entre el bien y el mal.

Es decir, la realidad de la klipá y la necesidad de corrección surge para que una persona tenga libre elección y la posibilidad de alcanzar la perfección, en su poder de trabajo, y no en forma de un obsequio: ‘Nahma Dekisufa‘ (pan de la vergüenza). La existencia de la ‘ruptura’ en el proceso de formación de los mundos, cuyos efectos existen en toda la realidad, es ‘destruir para construir’, que la persona corregirá al afrontar y elegir el bien en su mundo interior y exterior.

Y con este propósito al hombre (“ustedes son llamados adam”), el elegido de la Creación, se le dieron dos almas. “El alma Divina”, Nefesh Elokit, cuya raíz está en el mundo de Atzilut, Emanación, por encima de los tres mundos que fueron mencionados anteriormente. Es un mundo donde reina la unicidad Divina, también llamado Olam HaTikún, “el Mundo de la Rectificación”, ya que es una realidad completa y rectificada.

La segunda alma es el “alma natural o animal”, nefesh tivit o bahamit, cuya raíz está en el mundo del caos que se destruyó, por eso es una existencia interior no corregida, una klipá, cuyos atributos malos atraen al hombre hacia el mal. Esta alma existe en el hombre para ser corregida y para corregir al mundo que lo rodea. “El mundo puso en sus corazones” (Eclesiástes-Kohelet 3-11).

Y en los escritos Jasídicos se distingue entre la causa de la ruptura de los recipientes en el Mundo del Caos y las consecuencias de esta ruptura. El motivo de la ruptura es que las sefirot Divinas del Mundo del Caos eran ramas que se separaban. Los atributos del Caos que las componían “no se toleraban unas a las otras.

El atributo de Jesed, Bondad infinita, se reveló de una manera ilimitada, y “no podía soportar” el atributo de Guevurá, Rigor, y por el otro lado, el atributo de Guevurá, Juicio y Rigor, “no podía soportar” el atributo de Jesed, etc. Por eso, para que haya una revelación, el atributo de rigor se tuvo que “quebrar”, por así decirlo, para que el atributo de jesed que le antecedió, y así con el resto de los atributos.

La consecuencia de la ruptura fue la caída. Por cuanto un atributo, midá, “no podía soportar” la presencia de la otra, cayeron de nivel en el Mundo del Caos (allí había atributos sagrados) y se desencadenaron de él (derivaron) atributos malos, es decir, atributos no equilibrados, que son los atributos de la klipá y el alma animal.

En la realidad de las klipot distinguimos dos puntos. El primero  punto es la condición de separación, la riña, que es lo que separa entre la realidad Divina y la realidad de las klipot. Y según las palabras de Rebe Rashab en el Maamar Hijaltzu al respecto. “como se sabe esta es la diferencia principal entre lo sagrado y “el otro lado”, sitra ájara, que lo sagrado está en un estado de unicidad, y esto es lo principal de la unicidad del Nombre Havaia.

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