Entiendo tu posición y voy a tratar de ayudarte.
Es importante que evalúes qué es lo más importante para ti, si seguir con tu pareja y casarte, o convertirte al judaísmo. Si sigues con tu pareja y no te conviertes, puedes seguir los preceptos de la Torá para los Bnei Noaj y seguir fiel a Hashem, cumpliendo lo que requiere de ti.
En caso de que quieras que ella se convierta también, debes explicarle lo que significa y que ella pueda decidir, sin presiones. Y si ella decide no querer convertirse y tu decisión es muy fuerte no podrán seguir juntos. Esta última opción en general no es la recomendable.
Para que sepas:
Un guer es un miembro adoptivo de la familia judía. En las palabras del paradigma de todos los guerim, Rut la moabita, “Tu pueblo es mi pueblo; tu Di-s es mi Di-s”.
Los rituales de esa adopción son los mismos por los que pasó el pueblo judío en el Sinaí: la circuncisión de los varones, la inmersión en una mikve (baño ritual) y la aceptación de todas las obligaciones de la Torá. El elemento crucial, sin embargo, es que todos estos deben ser supervisados por un tribunal de judíos eruditos y observantes, que representan nada menos que a Di-s mismo. Su trabajo no es solo atestiguar que el guer fue correctamente circuncidado y sumergido completamente en la mikve, sino también asegurarse de que el guer esté debidamente informado de las obligaciones del pacto en el que está entrando.
Esa es otra distinción entre obtener la ciudadanía de una nación moderna y unirse al pueblo judío: la ciudadanía se asocia principalmente con el logro de derechos y privilegios, mientras que la ciudadanía judía (guerut) se relaciona principalmente con las responsabilidades que conllevan esos privilegios.
Si el aspirante a guer se entera de estas obligaciones y siente que son más de lo que esperaba, que así sea. No tienes que ser judío para ser una buena persona y ser amado por Di-s. Cree en un solo Di-s y guarda Sus leyes: las siete leyes de Noé.
Pero si el guer acepta, entonces él o ella renace como un judío eterno, al igual que cualquiera de nosotros que nació en el pacto. El alma del guer , enseñaron nuestros sabios, estaba en el Monte Sinaí. Al menos en un sentido, el guer es aún mayor, porque el guer es el niño perdido que ha encontrado el camino a casa.
Las religiones generalmente comienzan cuando un maestro difunde sus enseñanzas a muchos discípulos. Las personas que aceptan estas enseñanzas son consideradas correligionarias. Sus creencias comunes los mantienen unidos como comunidad.
Moisés no predicó una religión a los individuos. Era más populista, un líder de los derechos civiles que defendía el empoderamiento de la gente. Tomó a su propio pueblo, que ya tenía una herencia común, junto con muchos que habían decidido unirse a ese pueblo, y los llevó al monte Sinaí. Allí negoció un pacto entre una nación y Di-s . Di-s dijo: “Elijo a esta nación para que sean mis mensajeros de la luz de la Torá para el mundo”. La nación, a su vez, eligió a Di-s y dijo: “Todo lo que Di-s diga, lo haremos y lo obedeceremos”. En ese momento, a través de ese pacto, todo el pueblo se convirtió efectivamente.
El pueblo judío, entonces, se describe mejor como el “Pueblo del Pacto”, lo que significa que son un pueblo debido a un pacto. Lo especial de este pacto es que no es un pacto entre dos individuos, o incluso entre un individuo y Di-s (como lo había hecho Abraham ), sino un pacto entre una nación entera y Di-s.
Meguilat Rut 2:8
Baba Batra 91a
Shulján Aruj 183, 1
