Ask The Rabbi

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categoría:  Cuestiones de Fe

Soñé con Escorpiones

Nombre del rabino: Rabino Jaim Frim

Vera hace unos años tuve un sueño y era que tenia alacranes escorpiones en mis partes intimas, pero me ayudo alguien a sacarlos pero yo vi como me dejaba unas. Tiempo después me dio una infección, se llama candida, es una levadura en el cuerpo y desde entonces peleo con ella. Se va y regresa. Sabe tengo michos sueños y quisiera saber como entender a Hashem. Me podría ayudar. Gracias

Los sueños son una parte integral de la vida de una persona. ¿Cómo se relacionan los jasidim con la cuestión de los sueños? La actitud predominante es ignorarlos, en el sentido de “los sueños palabras falsas hablarán”. Los grandes jasidim de todas las generaciones han aconsejado a sus seguidores que no se relacionen con los sueños, que no se molesten por ellos y que no se dediquen a resolver sueños o incluso a fomentarlos. Solo desentenderse de ellos.

Al mismo tiempo, los judíos de rango merecen dedicar su mente a sus sueños. Por ejemplo, alguien que ha alcanzado el nivel del beinoni (que no pasa por ninguna transgresión, y ni siquiera tiene el pecado de la abrogación de la Torá), y siente ‘estupidez de corazón’, “hecho como una piedra y de ninguna manera puede abrir su corazón para trabajar en el corazón, esto es la oración” (Tania, Capítulo 29) a autoanularse, sentirse humilde.

Una forma de sentir su humildad es meditar en sus sueños: “Todavía se preocupará por la mayoría de sus sueños, que son vanidad y malos espíritus, porque su alma no asciende”. El Admur Hazakén provoca esto a partir de las palabras del Zohar (página de Levítico 25), ya que no alcanzó el rango de “Quien subirá a la montaña del Señor, limpio y con buen corazón”, las fuerzas del Sitra-Ajara vienen y se aferran a él y le informan en sus sueños de los asuntos mundanos, le miente y lo entristece en su sueño.

Sueños confusos

A un estudiante de ieshivá que le escribió al Rebe de Lubavitcher acerca de los sueños que lo confunden, el Rebe respondió (a Likutei Sijos, Vol. 10, p. 553): “También se sabe y está insinuado en las enseñanza de los sabios, que nadie ve sino los reflejos de su corazón, porque los sueños son un producto de los pensamientos, y si durante el día se anula el motivo, se elimina la consecuencia. Y como hay otras razones para los sueños, uno debe tener cuidado de decir el Shemá antes de dormir, que su cuerpo sea puro, tendrá cuidado de hacer tevilá, y tener una mezuzá en la puerta de su cuarto.

Otro estudiante de la ieshivá le preguntó al Rebe por qué cuando piensa durante el día en asuntos mundanos, ve que a menudo tiene sueños esa noche donde se reflejan, mientras que cuando está inmerso todo el día en el estudio de la Torá, no llega a soñar con eso por la noche. El Rebe responde (Igrot-Kodesh Vol. 22, p. 246): “La explicación de esto también se entiende del comentario del libro Tania Kadisha, Capítulo 29, y está señalado en el Sagrado Zohar.

Fuentes

Tania cap 29


Aquellos cuyas almas están en el nivel de beinoním deben buscar medios para combatir otra dificultad más. Ocasionalmente, y aun frecuentemente, experimentan una pesadez de corazón (timtúm halev), como si éste se hubiera transformado en piedra y, por más que [este individuo] lo intente, no logra abrir su corazón en plegaria, que [por definición] es el “servicio del corazón”. Además, en determinados momentos la pesadez de su corazón le impide luchar contra el Impulso [al Mal] santificándose en las cosas permitidas.


En este caso, el consejo del santo Zohar es como dijera el presidente de la academia del Gan Edén: “Una viga de madera que no prende fuego debe ser astillada…, [y similarmente,] un cuerpo en el cual no penetra la luz del alma debe ser machacado”.


La referencia a la “luz del alma” [que, en este caso, no penetra en el cuerpo,] significa que la luz del alma y el intelecto no brilla lo suficiente como para predominar sobre la hosquedad del cuerpo. Así, aunque comprende y medita en su mente acerca de la grandeza de Di-s, aquello que comprende no es absorbido e implantado en su mente lo suficiente como para permitirle superar la hosca aspereza del corazón, a causa del grado de su hosquedad y aspereza.


La causa [de esta deficiencia] es la arrogancia de la kelipá [del Alma Animal], que se exalta por encima de la santidad de la luz del Alma Divina, de modo que oculta y oscurece su luz. Por eso se la debe machacar y derribar al suelo. Esto es, fijar momentos específicos para humillarse a sí mismo y considerarse “despreciable y aborrecible”, como está escrito. Ahora bien, “un corazón quebrantado [lleva a] un espíritu quebrantado”, y el “espíritu” es la sitrá ajará que, en el caso de los beinoním, es el hombre propiamente dicho. Porque el alma vital que anima el cuerpo conserva la plenitud de su poder en su corazón tal como era al nacer, de modo que es el mismísimo hombre. Y respecto del Alma Divina dentro de él, se dice: “El alma que Tú has dado dentro de mí es pura”. [Las palabras] “dentro de mí” implican que la persona misma [que las está diciendo] no es el “alma pura”, salvo en el caso de los tzadikím. En ellos es a la inversa: el hombre mismo es el “alma pura”, es decir, el Alma Divina, mientras que sus cuerpos son denominados “la carne del hombre”.