¿Qué sucede cuando una persona judìa se suicida?

Para la ley judía, el cuerpo humano pertenece a su Creador. La persona sólo lo tiene en usufructo, es guardiana del cuerpo, pero no tiene derecho a dañarlo de ninguna forma. El cuerpo debe ser “devuelto” entero, tal como se lo recibió.

Además, “Di-s creó al hombre a su imagen y semejanza”. Cualquier violación del cuerpo humano se considera, entonces, una violación a Di-s mismo.

Este principio general y esta ley gobiernan muchas de nuestras normas, como las que prohíben la automutilación0 o los tatuajes y nos requieren hacer todo lo posible para alejarnos del peligro, a través de una higiene apropiada y cuestiones similares.

Esta es también una de las razones por las que la ley judía no permite autopsias, salvo en circunstancias extremas que sirva para salvar a otras vidas.
Se considera suicidio cuando la persona se produjo un daño que le produce la muerte. En caso de que entre el acto y la muerte inevitable hubo un lapso de tiempo en que tuvo tiempo de arrepentirse se puede considerar que no es suicidio.
El alma del suicida debe pasar por el proceso de purificación en el guehinom como casi todas las almas, pero su sufrimiento es mucho más fuerte.
Su cuerpo no es enterrado en el cementerio junto con el resto del pueblo de Israel. Su cuerpo es tratado como todos los demás, con la diferencia anterior.