Las estrellas que vemos en el cielo son soles (de la palabra “Shemesh” “sol”) que están muy lejos de nosotros. En la Guemara los Sabios han descrito miles de millones de estrellas en el espacio como se descubrió en nuestro tiempo.
Las estrellas son fuentes de luz constante. Incluso cuando el velo de la oscuridad cruza el cielo, las estrellas continúan brillando. Se nos invita a vislumbrar la estrella cuando su luz atraviesa el velo de la oscuridad y reconforta el cielo nocturno con su luz centelleante. Las estrellas brillan todo el día, pero no llaman nuestra atención. Cuando el mundo está bañado por la mayor luz del sol, la pequeña estrella es casi invisible. Sólo por la noche, cuando desciende la oscuridad, la pequeña estrella muestra su fuerza duradera. Puede ser pequeño (en realidad, las estrellas sólo parecen pequeñas debido a su distancia a la tierra, pero de hecho son bastante grandes) pero su poder iluminador prevalece durante la noche.
La humanidad también cuenta con estrellas proverbiales. Estas son las almas fuertes que, sin dejarse intimidar por el desafío, superan su oscuridad personal. En una mañana normal, cuando las calles están secas y las luces encendidas, muchos judíos asisten a la sinagoga. Cuando las tormentas furiosas y los caminos traicioneros confinan a la mayoría de nosotros en nuestros hogares, la fuerza como una roca de aquellos que no se dejan intimidar por el desafío llama nuestra atención. Es entonces cuando estas estrellas brillantes ahuyentan nuestra tristeza e imparten en su lugar inspiración y fuerza.
