Hay dos prohibiciones cuando un hombre quiere ponerse uno o dos aretes:
- El de no parecer una mujer [parashá Ki Tétse 22-5 y Shuljan Aruj Ioré Dea 182], y es posible que, si la mayoría de los hombres de un país se perforan las orejas, esta prohibición encuentra una exención [como para los perfumes para hombres de nuestros días y en ciertos países, así como rasurar el cuerpo para un hombre],
- Eso de imitar a los no judíos en su vestimenta y comportamiento, sobre todo si esta joya solo da testimonio de un comportamiento “cool“, por no decir a veces desvergonzado [Shuljan Aruj y Rama Yoré Deá 178-1, ver al Gaon en Séif Katan 7, que es aún más estricto sobre este tema y prohíbe todas las imitaciones de no judíos].
No usar es un término abreviado para dos mandamientos que no se hacen de la Torá que prohíbe prácticas especiales de vestimenta para miembros del sexo opuesto. Una mitzvá se refiere a los hombres y una mitzvá se refiere a las mujeres
Los apéndices de esta prohibición incluyen restricciones de los rabinos también sobre diversas prácticas de apariencia específicas para los miembros de uno de los sexos, como mirarse en un espejo, quitarse el vello púbico y axilar o teñir el cabello para los hombres (donde estas son solo costumbres de las mujeres.
La prohibición consiste en llevar una prenda especial para uno de los sexos, pero se permite una prenda destinada a miembros de ambos sexos. Así es como la Guemará cuenta del Tanna Rabí Yehuda y su esposa, que eran pobres y tenían solo un manto, y cuando cada uno de ellos tenía que salir de la casa, él se cubría con él. Sin embargo, la prohibición se aplica no solo cuando el uso conduce a una falta total de identificación entre la apariencia y el género del usuario ( travestismo ), sino también cuando se trata del uso de un artículo en particular, siempre que sea una ropa o ornamento especial para el sexo opuesto.
La prohibición “un hombre no podrá llevar ropa de mujer” también incluye otros detalles, además de llevar ropa y joyas especiales para las mujeres. Así, por ejemplo, está prohibido por los rabinos afeitarse la axila y el vello púbico, ya que afeitarse este vello es una acción especial para las mujeres; pero si es costumbre en un determinado lugar que los hombres también se afeiten este vello – esto está permitido.
En cualquier caso, si se hace por necesidad médica, esto está permitido, y Mordeji también permitió la depilación en el cuerpo masculino donde no solo es un defecto estético sino que la proliferación del cabello causa vergüenza o dolor. Este permiso se basa en las palabras del Talmud.
Además, un hombre no puede teñirse el cabello blanco de negro, arrancar el cabello blanco del negro o mirarse en el espejo. Porque estas acciones también son especiales para las mujeres; Pero hoy en día la forma en que la gente se mira al espejo está permitida.
Algunos poskim han mencionado negativamente las costumbres según las cuales en el momento de la boda los novios usan ropa del sexo opuesto. Así describe Maimónides una costumbre que existía en Egipto en ese momento, según la cual “la novia lucirá un gorro o sombrero, tomará una espada en la mano y saldrá a bailar frente a los hombres y mujeres”. El Rambam establece que no se llegue a pensar que a la novia le está permitido trasgredir una prohibición de la Torá. Rabi iehuda ben Eliezer Halevi Mintz también describe en su libro una costumbre similar, y escribe que esto está prohibido, porque no hay diferencia entre usar la ropa del sexo opuesto de forma regular, y usarlos a la manera de circunstancial.
Existe documentación de costumbres similares de vestirse en Purim para el sexo opuesto. Algunos han justificado esta costumbre, ya que no lo hacen por libertinaje, sino por la alegría de Purim, Simjat Purim, también como la Halajá en las palabras del Ramó en las leyes de Purim, pero la opinión predominante entre estos últimos es prohibir esta costumbre.
Parashá Ki Tétse 22-5
Shuljan Aruj Ioré Dea 182
Rambam, Mishné Torá, halajot idolatría, cap 12
Talmud Babilonia, tratado de las promesas, 49b
Shulján Aruj, Ramó: Ioré Dea, simán 182, 5
Responsa del rabino Mintz
