Ask The Rabbi

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categoría:  Cuestiones de Fe

Mi alma

Nombre del rabino: Rabino Jaim Frim

¿Por qué es importante saber que tengo un Alma?

En razón de que los instrumentos sensoriales son tan predominantes, casi necesitamos “apagarlos” para experimentar lo que está adentro. Si suspendiéramos nuestros sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, ¿qué nos quedaría? En un primer momento, pensarlo basta para aterrorizarnos: nos quedaríamos sin nada. Pero no es así: nos quedaría lo que somos nosotros mismos. Necesitamos los sentidos sólo para interactuar con el mundo fuera de nosotros. No necesitamos ojos para vernos u oídos para oírnos a nosotros mismos. Sabemos quiénes somos, sin usar ninguna herramienta sensorial; lo sabemos simplemente por conciencia, que es un sentido totalmente distinto.


De modo que gozamos de vida plena aun sin los sentidos. Sin el alma, en cambio, no hay vida. Sí, está la lucha del cuerpo por sobrevivir. Pero la vida tal como la entendemos no es más que la búsqueda de sentido la búsqueda de nuestra alma, la búsqueda de Di-s. Cuando un científico explora las leyes de la naturaleza, se siente llevado a levantar la cortina y ver qué está pasando más allá de los límites de nuestros sentidos exteriores. Cuando un niño desarma un juguete, está buscando lo mismo: el secreto que lo hace funcionar. Esta curiosidad es una marca de la naturaleza humana.


o mismo sucede con nuestro propio ser. Si no reconocemos todas las fuerzas que nos mueven, incluida el alma, nunca nos comprenderemos a nosotros mismos. Y si no sabemos cómo funciona el alma, no podremos alimentarla. Afortunadamente, cuando el alma tiene hambre, nos lo hace saber. No importa cuánto tratemos de acallarla y distraería mediante los goces materiales, su voz siempre se alzará, haciéndonos saber que nos falta una parte de nuestra vida. Esto puede tomar la forma de ansiedad, desorientación, vacío. Un anhelo de algo más.


Sin conciencia del alma no puede haber crecimiento personal, porque es el alma la que expresa la insatisfacción, que es lo que nos motiva a crecer. El cuerpo, en tanto sus necesidades egoístas estén satisfechas, no tiene deseos de trascendencia. El alma da a nuestra vida dirección y unidad. El mundo material (esto es, el mundo del cuerpo) está fragmentado; el alma es el eje sobre el cual convergen y se unen todas nuestras actividades físicas. Si observamos los impulsos materiales de nuestro cuerpo durante el curso de una jornada, lo veremos girar en círculos o zigzaguear en estallidos de deseo, al azar de los estímulos que lo atraen en cada momento dado. El alma conecta todos estos fragmentos; conecta lo trivial con lo supremo, y lo material con lo espiritual.


El alma también enseña humildad. Mientras que el cuerpo es egoísta, el alma es humilde. Nos da la capacidad de elevarnos por encima de nosotros mismos, de ver las necesidades ajenas y responder a ellas con sensibilidad. Sin alma, los deseos egoístas del cuerpo pueden esclavizarnos y en última instancia destruirnos. El alma es nuestro costado trascendente, siempre tenso hacia arriba como la llama de la vela, siempre tratando de volver a conectarnos con Di-s. El cuerpo puede intentar mantenernos atados a la tierra, pero el alma tiene el poder de alzarnos y llevarnos más allá. De las palabras de l libro HAcia una vida plena de sentido

Fuentes