Ask The Rabbi

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categoría:  Cuestiones de Fe

La historia de los 12 príncipes que consagraron el mizbeaj con sus ofrendas se lee en perasha nasó y en que otra ocasión y por qué.

Nombre del rabino: Rabino Jaim Frim

Cada dia de januca leemos acerca de las ofrendas de cada uno de los nesiim y el octavo día acerca de todas.
Nuestros sabios dicen que Bnei Israel terminaron de construir las secciones del tabernáculo del desierto el 25 de kislev el primer día de Januca, pero cuando Moshé quiso armarlo Hashem le ordeno dejarlo plegado otros 3 meses hasta el mes de Nisán, el mes de regocijo. Cuando llego rosh jodesh Nisan la shejina descendió para permanecer en el Mishkan. Pero como cuenta el midrash el mes de Kislev se quejó. Hashem le contesto que era bueno y le dio otra consagración, la del Bet Hamikdash por los Jashmonaim. Por eso leemos en Januca acerca de la consagración del mitzbeaj, para recordar que se completó el Mishkan y pudo ser consagrado.

En la Torá vemos muchos fenómenos que muestran la supervisión Divina nada sucede al azar y todo sigue un plan. Cuando podemos percibir esa conexión entre los sucesos que nos rodean vemos una simultaneidad de fenómenos que concuerdan con un mismo objetivo o coinciden en un mismo tema. Los que estudiamos Torá y seguimos cada día lo que nos relata de acuerdo a la parashá de la semana vemos eso a diario.
La sincronicidad es una especie de profecía y inspiración Divina para ver la maquinaria oculta de los hechos naturales.”

En la teología judía, la providencia Divina significa que Di-s no solo sabe lo que está sucediendo aquí, sino que también se ocupa de

En la teología judía, la providencia Divina significa que Di-s no solo sabe lo que está sucediendo aquí, sino que también se ocupa de supervisarlo. En hebreo, el término es hashgajá Elokit. Cuando se habla de supervisión detallada, el término es hashgajá pratit.

La providencia Divina implica una especie de interacción bi direccional entre el Creador y la creación, en la que cada uno responde e interactúa con el otro. Una forma de la palabra hashgajá pratit o providencia Divina aparece por primera vez en los Salmos: “Desde su morada, supervisa a todos los habitantes de la tierra”.

La noción de providencia Divina es una distinción clave entre las cosmologías judía y pagana. El pagano generalmente también cree en una deidad suprema, sin embargo, esa deidad se considera demasiado suprema y exaltada para rebajarse a la supervisión de este mundo humilde. Los filósofos paganos como Aristóteles consideraban que la sabiduría de Di-s se ocupaba únicamente de los mundos ideales y atemporales más allá del nuestro. Las narraciones de la Torá y su declaración de que el único Di-s supremo es Di-s sobre todas las fuerzas de la naturaleza lo coloca en confrontación directa con esta forma de pensar.

Aunque, sin excepción, los pensadores judíos clásicos reconocen el completo dominio y omnisciencia de Di-s “desde los cuernos de los bueyes salvajes hasta el piojo más pequeño”, no obstante, se pueden discernir dos enfoques distintos de Su hashgajá en los textos judíos clásicos:

Del simple significado de los textos bíblicos, talmúdicos y midráshicos surge una visión de Di-s íntimamente involucrada en cada detalle de Sus obras, proporcionando incluso “al cuervo en ciernes aquello por lo que llora”.

Los filósofos judíos, sin embargo, vieron a Di-s en un papel más pasivo. Para ellos, el grado de supervisión divina corresponde directamente a la trascendencia de uno de los asuntos terrenales. Un tzadik está envuelto en la supervisión de Di-s en cada detalle de su vida, mientras que una persona materialista y grosera es arrojada a un mundo de causas naturales fortuitas junto con los animales y la flora. En este reino inferior, los filósofos ven que el hashgacha se aplica solo en la medida en que un evento afecta el plan divino. Sin embargo, incluso según este punto de vista, “las circunstancias fortuitas tienen su origen en Él, porque todo proviene de Él y está controlado por Su supervisión”.

Al Baal Shem Tov se le atribuye la reintroducción de la idea de hashgajá pratit, una supervisión Divina detallada de cada acontecimiento y de cada criatura. El rabino Schneur Zalman de Liadi, uno de los primeros defensores del pensamiento jasídico, articuló una base racional para este punto de vista, vinculando el hashgajá a otro tema vital en el pensamiento judío, la creación continua.

La fe en la providencia del Creador proporciona la base del bitajón. Con solo creer en Su providencia, se eleva a un nivel en el que Di-s está íntimamente involucrado en su vida, de una manera abierta y beneficiosa.

Quien cree en el hashgajá pratit encuentra a Di-s en todo lo que ve y oye. Cada faceta de la vida se convierte en otra oportunidad para conectarse con el Infinito y, por lo tanto, en otro motivo de celebración.

Fuentes