¿El Nombre del Eterno sustenta las almas?

Hashem significa “El Nombre”, haciendo referencia a uno de Sus Nombres Sagrados Havaiá, que no se puede escribir o decir en vano, (la verdadera pronunciación no es conocida). Ese Nombre representa el poder de hacer que la creación exista a partir de la nada. Representa su aspecto de infinitud. Hay 11 Nombres de Dios cada uno representando un aspecto en el proceso de Creación y de Su Existencia. Como Dios crea con “Su Palabra”, en forma alegórica porque Hashem no tiene boca ni cuerpo ni nada que podamos reconocer o captar, también nosotros por ser hechos a su imagen y semejanza tenemos el poder de hablar y crear en nuestra medida y capacidad. Al decir los Nombres de Dios estamos invocando poderes de Dios que solo los grandes justos del pueblo de Israel conocen cómo hacerlo.  

Dice el profeta: “Y en ese día será que Hashem será Uno y Su Nombre Uno”.

En las profecías de la redención se resalta la revelación de la unicidad de Dios. Él, su Esencia y Su Nombre, o sea su luz y vitalidad que brinda a la Creación son uno.

El Nombre es sólo una forma de denominar a lo que nosotros vemos de algo. Los Nombres de Dios son sagrados porque Dios es Sagrado y no podemos mancillar su unicidad.

Así Dios nos hace existir a partir de la nada a cada instante, y como Él está oculto solo vemos la creación, dentro de ella está oculta la Esencia de Dios y su Luz creativa, que la Torá le da diferentes Nombres, llamados los Nombres Sagrados de Dios que representan diferentes aspectos de Su manifestación y poder Creativo.

Las almas de Israel son parte de Dios en lo Alto, Hashem envía un resplandor de ellas o extensión de sus niveles más externos para investirse en el cuerpo y así haya seres humanos que cumplen su tarea aquí.