Siempre nos falta algo, pero no hay que mirar lo que nos falta solamente, sino también proyectar y avanzar para mejorar el futuro. La teshuvá tiene dos etapas, primero analizar lo que uno hizo arrepentirse de los errores y fortalecerse en lo bueno que uno hizo. Pero después hay que mirar para adelante y tomar buenas decisiones para no hacer los mismos errores, pero sobre todo para mejorar y aumentar las cosas buenas. Y siempre el éxito viene cuando dedicamos todo eso al propósito del Creador, difundir la Torá, revelar a Dios en este Mundo, amar la Creación y hacer todo lo que podamos para traer al Mashíaj Ya y la Redención Final y verdadera.