Ask The Rabbi

Ask The Rabbi

categoría: 

Cambio de Minhaguim tras el divorcio

Nombre del rabino: Rabino Jaim Frim

Soy una mujer de ascendencia sefardí que se casó con un hombre Ashkenazi y desde entonces estoy divorciada. ¿Debo volver a mis costumbres y normas sefardíes?

Debemos comenzar por ver por qué una esposa adopta las costumbres y normas de su esposo.
La fuente directa más antigua que conocemos sobre una esposa conforme a las tradiciones de su marido es el Tashbetz (III 179). Dice que es inconcebible que un esposo y una esposa vivan juntos regidos por prácticas diferentes. Hay variadas explicaciones de este concepto. Rav Moshe Feinstein (Igrot Moshe OC I 159) compara el hogar del esposo con una comunidad y dice que cuando su esposa se une a su hogar asume “las prácticas del lugar” como un nuevo residente permanente de una comunidad (Shuljan Aruj OC 468:4). Otros (Admat Kodesh II OC 2; ver Igrot Moshe ibid.) afirman que una mujer no estaba completamente conectada con las tradiciones de su padre ya que la expectativa siempre había sido que se iría para unirse a la familia de su esposo y aceptar sus minhagim.
¿Qué sucede cuando una pareja se divorcia (o enviuda)? Si el asunto es que no pueden tener diferentes minhaguim bajo un mismo techo entonces cuando ya no vivan bajo el mismo techo la mujer volverá a su antiguo minhaguim. De hecho el Tashbetz dice esto pero con una salvedad importante. Si la mujer enviuda y su esposo la deja con hijos ella mantendría el minhagim de la familia de su esposo. Uno de los precedentes que trae es de una halajá de la Torá con respecto a comer terumá. La hija de un kohen come teruma por causa de su padre hasta que se casa. Si se casa con un no kohen ya no come terumá pero si él muere o se divorcia de ella vuelve a la casa de su padre y a su terumá. Sin embargo si ella tiene hijos del esposo que no es kohen no regresa a comer teruma (ver Vayikra 22:13). Así vemos dice el Tashbetz que una mujer viuda con hijos conserva el estado familiar de su matrimonio.
Rav Yosef Engel (Gilyonei Hashas Yevamot 86a) toma esta comparación muy formalmente y también entiende que funciona al vincularla con su ex marido. Parece del Tashbetz que su relación con los niños le impide volver naturalmente al hogar y la forma de vida de su padre. También es probable que este concepto no se base en una derivación halájica sino en una situación sociológica que la Torá reconoció. Es decir se espera que la madre de niños que tienen el estado halájico de su padre continúe actuando de manera consistente con su crianza. Esto entonces se aplicaría incluso si ella estuviera divorciada como lo afirma el mismo Tashbetz. Incluso cuando sean adultos aunque ya no tenga que criarlos la halajá reconoce la probabilidad de que esté muy conectada con ellos y pase mucho tiempo con ellos (ver Ketubot 54a; Even Ha’ezer). Por lo tanto tiene sentido que ella no esté más conectada con su padre que con ellos y no es necesariamente apropiado volver a los minhaguim de su infancia.
Igrot Moshe no se pronuncia sobre lo que sucede en el caso de que una esposa enviude o se divorcie. Sin embargo su lógica parece implicar que si prácticamente ella volviera a interactuar con su comunidad anterior podría y tal vez debería volver a sus minhagim. Plantea la posibilidad (dentro de su explicación del enfoque minoritario del Rambam) de que una mujer espere hasta casarse para aceptar su minhag de por vida y que deba mantenerlo a partir de entonces (al menos hasta que se vuelva a casar).
En última instancia parece que una divorciada sin hijos debería volver a sus antiguos minhagim y que los hijos que desempeñan un papel fundamental en el estilo de vida de la divorciada deberían impulsarla a conservar sus minhagim comunes. Sin embargo en general si ha elegido su antigua comunidad o su comunidad adoptiva como su centro religioso/cultural puede seguir sus minhagim.

Fuentes

Ketubot 54a; Even Ha’ezer

Tashbetz (III 179)

Gilyonei Hashas Yevamot 86a