“En época de pandemia es importante aumentar en la plegaria y el estudio de Torá difusión de los 7 principios de los Bnei Noaj aumentar en tzedaká y buenas acciones en general ayudar a las demás personas a soportar el aislamiento y la enfermedad. Aumentar en el recitado de los salmos diarios.
Hay que prevenir.
Es importante cumplir con las instrucciones del gobierno en cada país y utilizar mascarilla alejarse más de dos metros de las personas en público no ir a reuniones en lugares cerrados alimentarse sanamente y no fumar tomar vitaminas y cuidar en general de no contagiar a los demás.
En el libro de Números después de la rebelión de Koraj una plaga golpea al pueblo judío y miles comienzan a morir. Moisés le dice a Aarón que rápidamente tome una cacerola con incienso (ketoret) vaya al medio de la congregación y expíe su pecado. Aharón se para “”entre los vivos y los muertos”” con el ketoret y la plaga se detiene.
¿Cómo sabía Moisés que el ketoret evitaría la plaga? El Talmud relata que cuando Moisés subió al cielo para recibir la Torá los ángeles le otorgaron dones. El regalo que dio Satanás (que es por supuesto un ángel) fue el secreto del poder del cetoret.
Aunque lamentablemente ya no tenemos el Templo los cabalistas dicen que al leer la porción de la Torá que habla del incienso es como si uno realmente lo trajera. Por lo tanto aunque muchos tienen la costumbre de recitar esta parte a diario se debe tener especial cuidado en aprenderla y recitarla en el momento de una epidemia.
Se dice en nombre del primer Rebe de Jabad el rabino Shneur Zalman de Liadi que en tiempos de epidemia uno debe aprender los siguientes versículos junto con el comentario del rabino Shlomo Itzjaki (Rashi):
Éxodo 30: 1-10 (que trata sobre la realización del altar de oro)
Éxodo 30:22 –38 (que trata sobre la elaboración del aceite de la unción y el ketoret)
Números 16:31 –17: 15 (que analiza parte de la rebelión la epidemia subsiguiente y cómo se salvaron con el ketoret)
Además se deben leer las secciones anteriores dos veces en hebreo y una vez en traducción aramea.
Si uno es capaz también hay que aprender las leyes de Maimónides ‘Mishné Torá Hiljot Temidin u-Musafin 3: 1-11 .
El Midrash relata que durante el reinado del rey David se desató una epidemia que se cobró la vida de 100 personas al día. A través de la inspiración divina el rey David comprendió la causa de esta epidemia e instituyó que todos reciten al menos 100 bendiciones al día.
El Talmud nos dice que hay una alusión a esto en Deuteronomio: “Ahora Israel ¿qué te pide el Señor tu Di-s ? . . . Para andar en sus caminos. . . y servirle”. La palabra hebrea para “”qué”” mah (מָה) es fonéticamente similar a la palabra mea (מֵאָה) que significa “”100″”. En otras palabras el versículo puede entenderse como diciendo: “”Ahora Israel 100 te pide el Señor tu Di-s””: 100 bendiciones.
Para más información sobre este requisito (y cómo no es tan difícil como parece) vea ¿Cuántas bendiciones dice un judío cada día?
En una carta al pueblo de Israel durante un brote de cólera en el año 1848 el tercer Rebe de Lubavitch conocido como el Tzemaj Tzedek escribe que aunque hoy en día estamos acostumbrados a recitar 100 bendiciones a lo largo del día sin embargo durante una epidemia uno debe tener mucho cuidado no solo de recitar las bendiciones sino de comprender el significado de las palabras.
El Talmud nos da una serie de formas en las que los sabios evitarían la infección que pueden parecernos obvias ahora pero que eran bastante radicales en los tiempos del Talmud:
Rabi Iojanán anunciaría: Tenga cuidado con las moscas que se encuentran en los afectados por raatan (un tipo de enfermedad infecciosa) ya que son portadores de la enfermedad.
El rabino Zeira no se sentaría en un lugar donde el viento soplara de la dirección de alguien afligido con raatan .
Rabí Elazar no quiso entrar en la tienda de un afligido con raatan. El rabino Ami y el rabino Asi no comían huevos de un callejón en el que vivía alguien que padecía raatan. Quizás la epidemia más devastadora de la historia fue la peste negra la peste bubónica que diezmó a gran parte de la población mundial durante el siglo XIV. Más específicamente entre los años 1347-1351 se estima que mató entre 75 y 200 millones de personas en Eurasia (30-60% de la población en ese momento).
Lo que quizás sea menos conocido es que se culpó a los judíos por la plaga lo que resultó en masacres de comunidades judías en toda Europa. En total se estima que más de 500 comunidades judías fueron diezmadas.
Además del antisemitismo generalizado en ese período los historiadores explican que en general los judíos parecían menos susceptibles a la plaga. Esto se debió tanto al hecho de que muchos judíos tenían que vivir en guetos lejos de la población en general como a las leyes judías que obligaban a los judíos a lavarse y bañarse ritualmente. En una época en la que lavarse y bañarse era difícil y no se hacía a menudo los judíos eran mucho más higiénicos que sus vecinos no judíos y por lo tanto tenían menos probabilidades de contraer la enfermedad. Sin embargo muchos vieron esto como evidencia de que los judíos habían causado la plaga.”
