El Rebe también agrega que hay una ventaja en el servicio de las madres, que son consideradas ‘receptoras’, y que seamos la séptima generación, la Sefirá de Maljut, reinado, que es una Sefirá que recibe de todas las Sefirot, como se explica en las enseñanzas jasídicas.
Y la virtud de las mujeres en la Canción de Miriam (“con tambores y danzas”) se enfatiza aún más en la Haftará (al final de la parashá) – “Vatishar Devorá”, “Y cantará Dvorá”, y como se sabe que la Haftará está relacionada con principalmente con el exilio, de aquí que la virtud del servicio de las mujeres justas de Israel (como y en el ejemplo de Débora) durante el exilio, que como recompensa y gracias a ellas salimos del exilio a la redención. Y en mayor detalle, que al comienzo de la Haftará están implícitos los principales temas del servicio de las mujeres de Israel y en mérito de ellas viene la redención. (apartados 5 y 6).
Hay algunos otros puntos ‘femeninos’ que el Rebe señala, y no los mencionaré todos, pero uno de ellos el Rebe extrae de la Haftará semanal, donde se menciona el trabajo de Débora la profetisa, “y cantará Dvorá”, que se refiere principalmente al exilio, es decir, el trabajo de mujeres justas de Israel ya durante el exilio.
El Rebe también se detiene en la esencia de la obra de Débora la profetisa y cita las palabras de la Guemará de que Débora era “una profetisa esposa de Lapidot”: “¿Qué significa esposa de Lapidot? ¿Quién haría mechas para el Templo”. Y de esto aprendemos que el papel de las mujeres y niñas de Israel es hacer mechas para iluminar con una “vela de mitzvá y la luz de la Torá” en el Templo privado de todos y cada uno.
Otra característica de Devorá, la esposa de Lapidot, que solía sentarse debajo de Tomer Devorá, y ¿por qué? Debido a la singularidad. “Que la palmera es alta y no tiene sombra (no tiene ramas abajo) y ningún hombre puede estar solo allí con ella como si estuviera dentro de la casa – algo que indica la virtud de la modestia de “todo el honor de la hija del rey está en su interior” (artículo 6).
Aparentemente, el Rebe fusiona aquí dos opuestos en el proceso de trabajo que produce a partir del trabajo de las mujeres:
Por un lado, el Rebe menciona que el papel de la mujer es iluminar el mundo, y para iluminar el mundo hay que estar en el mundo, entrar en él y allí iluminarlo. Por otro lado, el Rebe habla del trabajo de modestia de “todo el honor de la hija de un rey en su interior”. Reunirse en casa, “de las mujeres en la tienda de bendición”. Aparentemente, estas son cualidades opuestas, porque cuando estás afuera es una especie de exposición, y cuando estás adentro, es modestia.|