Ejad, que es verdad, alef, jet, dalet, es igual a ahava, amor, ya que ambos son de guematria trece. A través de la guematria, vemos como la unidad de Dios es la expresión de Su amor por toda la creación. Ese amor también significa guevurá, restricción, dar con medida, misericordia. Y la suma de ejad y ahava, es 2 x 13, igual a 26, que es el nombre de Dios Havaia, que representa la misericordia. Por eso está escrito que Iacob redimió a Abraham, porque en Iacob -la sefirá de tiferet, rajmanut- se revelan unas cualidades interiores que son el objetivo de Abraham el primer judío, cuya cualidad interior es el amor.
Tal como Rav Ginsburgh explica, el amor es el poder que mueve todas las sefirot, pero la verdadera revelación del amor es la misericordia. Pero hay cosas que son guevurá de donde derivan las tres klipot. Dentro de las klipot, no hay nada de revelación porque aquellas no son en aras de la revelación y tienen una finalidad ajena. El ahava por todas las cosas, el amor irrestricto…, decir que, porque Dios lo ha creado, hay que quererlo y hay que utilizarlo, no es cierto. No hay que amar todas las cosas en forma irrestricta, ni tampoco hay que utilizar todas las cosas que hay en la naturaleza en forma irrestricta; sólo deben utilizarse según las instrucciones que Dios nos dio. Luego veremos cómo el tzimtzum es siempre en aras de la revelación. Pero también es cierto que del lado izquierdo, de la guevurá, a veces surgen cosas que pierden su vitalidad interior como las hojas secas que caen del árbol. Esas hojas que no son semillas ni frutos, son sin embargo, fertilizante para la tierra, y es justamente en la tierra donde crecen semillas de todo tipo de plantas.