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¿Quién Puede Estudiar Cabalá?

Idealmente, todos deberían poder estudiar Cabalá. Cabalá es la sabiduría interior de la creación revelada a nosotros por Dios a fin de acercarnos a Él. Claramente, el Todopoderoso desea que todos los seres humanos se acerquen a Él tanto como sea posible. De este modo, Cabalá es importante para todas las personas.
Dicho esto, es importante aclarar que cada uno de nosotros tiene que estudiar Cabalá según su propio nivel individual, que, al contrario de los conceptos erróneos comunes, puede no tener nada que ver con la edad, el sexo o cualquier otra limitación imaginada.
Aunque existe una opinión que se debería comenzar a estudiar Cabalá hasta la edad de 40 años, los grandes maestros de la Cabalá y el Jasidut no estuvieron con esto. Algunos de los más grandes maestros de la Cabalá, incluyendo el Arízal, Rabí Moshé Jaim Luzato (también conocido como el Ramjal) y el Rebe Najman de Breslov ¡quienes ni siquiera vivieron hasta la edad de 40! Y por el contrario, comenzaron a estudiar Cabalá a una edad muy temprana. En Cabalá y Jasidut hallamos una señal clara de la llegada del Mashíaj en los niños pequeños estudiando y debatiendo los secretos de la Torá.
El razonamiento que fija una limitación para la edad en la cual es apropiado estudiar Cabalá fue que hasta la edad de 40 una persona no está aún establecida o bien asentada. Como dicen los sabios: “A los 40 años, una persona gana entendimiento”, una cualidad asociada con la capacidad para manejar serenamente los altibajos de la vida. O, en las palabras de aquellos que fijan un mínimo de edad, a los 40 la sangre de la persona se ha aquietado y ya no es rápido para excitarse o tratar las cosas de una manera desequilibrada, extrema. La actitud de que el estudio de Cabalá podría (y debería) ser pospuesto hasta más tarde en la vida, implica que la sabiduría interior de la Torá es meramente un adorno ofrecido a aquellos individuos que ya han probado su mérito.
Sin embargo, a lo largo de los años se ha vuelto evidente que sin el estudio de las dimensiones interiores de la Torá como son reveladas a través de la Cabalá y el Jasidut, hay muy poca posibilidad de que la persona alcance alguna vez un estado de equilibrio y calma interior. El estudio de la Cabalá, especialmente a través del Jasidut, ya no es un lujo que se puede postergar hasta estar asentado, sino que se ha tornado una parte necesaria del sano desarrollo intelectual, físico y de comportamiento de todo individuo.
Una de las diferencias centrales entre sabiduría y profecía radica en que la sabiduría es dada a alguien que ha estudiado y desarrollado su mente racional (“la sabiduría es dada al sabio” y si uno invierte suficiente esfuerzo en la búsqueda de la verdad, ciertamente será recompensado hallando incluso más de lo que hubiera imaginado en un principio. El espíritu de profecía, por otra parte, no puede ser despertado desde abajo ya sea mediante la sabiduría o la rectitud (aunque éstos son, ciertamente, prerrequisitos para alcanzarlo), sino que es algo que Dios envía y como tal, es esencialmente suprarracional.

Fuentes