La palabra “milagro” y la palabra “señales”, son muchas veces malinterpretadas.
Llamamos “milagro” (en hebreo nes) a lo que sucede en forma extraña, a lo que va más allá de las leyes que entendemos como naturales en la naturaleza. Cuando HaKadosh Baruj Hu hace un milagro, viola las leyes de la naturaleza; en general sucede así cuando la persona necesita una ayuda especial, una fuerza extra para poder cumplir la tarea que tiene que realizar.
Llamamos “señales” a algunas expresiones que denotan la existencia de algo que es su causa, también en cierta medida milagrosa, como el fuego que había en monte Sinaí. A veces, en nuestra vida, suceden cosas que nos señalan que HaKadosh Baruj Hu está allí. Las señales llaman nuestra atención y despiertan, dentro de nosotros, la percepción de que algo diferente está sucediendo; que alguien nos está llamando y nos está ayudando. Seguramente todos habrán experimentado este sentimiento en algún momento.
Para los que estudiamos Torá y Jasidut, esas señales y milagros, suceden constantemente y a cada segundo. Tratamos de sentir como dice David HaMelej, “Puse a Dios frente a mí constantemente”. La naturaleza misma, -el hecho de vivir-, es una señal y un milagro de HaKadosh Baruj Hu que hace que exista todo desde la nada absoluta hasta la existencia que conocemos.
Dice el Baal Shem Tov que todo lo que sucede al jasid, es una señal que HaKadosh Baruj Hu nos envía para que tomemos alguna decisión, aprendamos, cambiemos o reforcemos alguna actitud. A eso se refiere [el Alter Rebe] con señales y milagros.