Ask The Rabbi

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Después de haber leído la conmovedora historia de Abraham y de Sara, fe en la promesa de Di-s de un niño, le pregunto: puede una mujer de más de cincuenta años, con una histerectomía completa, que nunca dio a luz, resignarse a renunciar a orar por un niño, y mantener la esperanza de que Di-s puede decidir un día, conceder a su oración, sin ser necesariamente ser una Sarah Rebbeca, Leah, Rajel o Jana?

Generalmente, nuestras oraciones deberían ser por aquello que está dentro del rango de lo posible. La oración es como la lluvia. Puede causar que el árbol crezca, pero no crea un árbol donde no había ninguno. Hay una famosa pregunta acerca de la bendición que Jacob dio a sus nietos, Efraim y Menashé. Da la mayor bendición a Efraín, el hermano más joven, sobre Menashé, el primogénito. Jacob explica que él está haciendo así porque habrá un mayor descendiente desde Efraín (Ioshua) que desde Menashé (Yiftaj). La pregunta es ¿por qué no bendijo a Menashe que Ioshua podría ser su descendiente, o que Yiftach podría ser mayor que Ioshua? La respuesta es que las bendiciones, como las oraciones, pretenden llevar a buen término aquello que existe en potencia, pero no están diseñadas para cambiar el potencial. Bendijo a Efraín para que Ioshua pudiera emerger y convertirse en realidad, pero no para pretender cambiar la realidad.
Como nuestros rabinos enseñan; el legado real de una persona son los actos que él o ella han hecho durante toda su vida.

Fuentes