Dice la Torà en la parashà de la semana Beshalaj, “Y enviò” luego del cruce del mar de los juncos: 21 Miriam las guió en la respuesta: “Canten a Dios por Su gran victoria, caballo y jinete arrojó al mar”. 22 Moshé alejó a los israelitas del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur. Viajaron durante tres días en el desierto sin encontrar nada de agua. 23 Finalmente llegaron a Mará, mas no pudieron beber nada de agua allí. El agua era amarga (mará), y es por eso que al lugar se lo llamó Mará. 24 El pueblo se quejó ante Moshé: “ Qué beberemos?”, demandaron. 25 Cuando [Moshé] clamó a Dios, Él le mostró cierto árbol. [Moshé] lo arrojó al agua, y el agua se volvió bebible. Fue allí que [Dios] les enseñó leyes y decretos, y allí los puso a prueba. 26 Dijo: “Si obedeces a Dios tu Señor y haces lo que es recto a Sus ojos, prestando cuidadosa atención a todos Sus mandamientos y cumpliendo todos Sus decretos, entonces no te golpearé con ninguna de las enfermedades que traje sobre Egipto. Yo soy Dios Quien te cura”. Explica Rashi que las aguas amargas que se vuelven dulces aluden a las leyes de la vaca roja, que es llamada jok, o sea un decreto sin explicaciòn. Las cenizas de las vacas rojas se mezclaban con agua para purificar de la impureza, aludiendo a transformar lo amargo en dulce. No hay supervivencia para el pueblo de Israel sino las leyes de la Torà que nos dio Hashem, que aunque tengan explicaciòn lògica, el verdadero motivo està oculto. Asi como no hay explicaciòn para que las aguas se vuelvan potables por arrojarles un palo, no hay motivo para la vaca roja ni para los demàs preceptos de la Torà, por eso el decreto de la vaca roja es llamada la Ley de la Torà, que es en definitiva la Voluntad y los motivos de Dios, que es inescrutable para nosotros.