Ask The Rabbi

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categoría:  Padres e hijos

No soy judío, y mi padre judío no me acepta

Nombre del rabino: Rabino Jaim Frim

Como esta rabino, mi consulta es muy personal y a la vez dolorosa, descubrí que mi verdadero padre biológico es judío sefardí, yo soy un adulto hable varias veces con el pero veo que no tiene ganas de aceptarme como su hijo fue una historia oculta en su pasado o alguna inmadurez precoz de su adolescencia. Yo no me crie con, el recién lo conocí de grande y mis padres adoptivos me criaron bien.

Yo creo en dios pero no tengo conocimiento según sus escrituras sagradas o si es por algo social o religioso que el no me acepta. El está casado y según se tiene una familia feliz. Mi idea no es arruinar su vida solo que me acepte, yo lo perdoné y no tengo rencor con él por lo que pasó y que nunca me buscó. Espero me pueda ayudar para entender este tema, porque me duele como su hijo que no me acepte y eso me causa un dolor interno que no pensé que iba a tener.

En el Israel bíblico, todos los ciudadanos tenían su porción en la Tierra de Israel. Si eras descendiente de una de las doce tribus, eras dueño de una parcela de tierra. Si lo vendió, se le devolvía a usted, o a sus herederos, en el año del jubileo, que ocurría cada 50 años. Estabas atado a la tierra y la tierra estaba atada a ti. La herencia de la tierra se hizo a través de la línea paterna, al igual que la afiliación tribal es patrilineal.

Menciono esto porque, en la ley de la Torá, existe una relación muy similar entre la Torá y un judío, entre un judío y su judaísmo. Un judío puede abandonar la Torá, pero la Torá nunca lo abandona; eventualmente regresará, si no a él, luego a sus hijos, si no a sus hijos, luego a los hijos de sus hijos. Así también, un judío puede imaginar que ha abandonado su judaísmo y, sin embargo, siempre sigue siendo judío, como lo hacen los hijos de ese judío y los hijos de esos niños.

Sin embargo, hay dos distinciones entre la relación de un judío con su parte de la tierra y la relación de un judío con la Torá y el judaísmo. Una es que es posible vender la parcela de tierra de uno, y aunque todavía volverá, durante ese período de tiempo, se vende. La Torá y el judaísmo, por otro lado, no están a la venta. No importa cuánto lo intente un judío, nunca podrá dejarlo ir.

La otra distinción es que el judaísmo, y por lo tanto la relación con la Torá, no es patrilineal, sino matrilineal. Quizás estas dos distinciones estén relacionadas: la línea materna golpea mucho más profundamente la esencia de quién eres, y esa esencia es algo que no solo siempre regresará, sino que nunca podrá abandonarse verdaderamente.

A pesar de todo esto, el niño cuyo padre se casó fuera de su pueblo todavía puede reclamar la herencia de su padre. Su desafío es mayor que el del niño cuya madre judía lo incorporó por defecto a su pueblo. En su caso, depende de él decidir si quiere comprometerse a unirse al pueblo de su padre y cumplir con todas las obligaciones que la Torá impone a esta nación. También debe circuncidarse y sumergirse en una mikve, cuando culmine el período de estudio y preparación, para hacer una conversión de acuerdo con la halajá.

Pero antes debes seguir los pasos iniciales que son el cumplimiento de los 7 preceptos de los Bnei Noaj, que es dejar toda idolatría, no blasfemar, no matar, no robar, no violar, no comer miembros de animales vivos, y poner cortes de justicia. Cada uno de ellos tiene muchas implicancias y seguramente será bueno para tu vida y los que te rodean, serás un justo de las naciones del mundo y podrás comprender mejor a tu papá. Esto te permitirá comunicarte con tu padre desde un lugar más cercano a él, y también revelar el alma que tienes dentro.

Para adoptar el sendero noájico, se debe comenzar aceptando y cumpliendo como mínimo las siete leyes Noájicas. Como todo en la Torá, estas leyes contienen una sabiduría infinita que debe ser buscada y descubierta, ya que su cumplimiento es solo el comienzo un sendero espiritual que posibilita al no judío descubrir matices muy profundos en la consumación de su relación con Dios. Para revelar algo de esta sabiduría interior, en este capitulo continuaremos explorando la correspondencia entre las siete leyes noájicas y las siete sefirot emocionales. La fe es el origen de todo lo que sea espiritualidad y misticismo. Se puede vivir una vida totalmente dedicada a cumplir los mandamientos de Dios y a la vez carecer de la imprescindible fe en el Creador, evidenciando una falta de confianza en la bondad del Todopoderoso, o de su omnipresencia o su Providencia. La fe y la confianza son los ladrillos con los que se edifica la relación con Dios, por lo que es esencial que el noajida conozca que es lo que ellas implican. En la introducción discutimos los 13 Principios de Fe compilados por Maimónides y como pueden ser reducidos a 7. El gran sabio y medico compilo su lista de principios con la intención de redactar un documento legal integral basado en ellos. Nuestro cometido principal en este libro es proponer una guía espiritual para el noajida, y con este objetivo analizaremos los siete mandamientos que le incumben y constituyen la parte contractual legal del pacto Noájico, extractando de ellos además su sentido espiritual.

Si este es el camino que desea seguir, estoy dispuesto a ayudar en cualquier grado que esté dentro de mi capacidad. Si no, es bueno tenerte como amigo del pueblo judío. Los justos de la humanidad, sin importar a qué familia, tribu o nación pertenezcan, todos tienen una participación en el mundo venidero.

Fuentes