Porque el alma proviene de ese lugar en el inconsciente, en el Keter, que se llama Taanung.
Taanug Keter es el placer inconsciente que nos hace realizar cosas por encima de nuestro intelecto, es la parte interior de Keter. En general, los músicos, los artistas, aquellos que sacan su arte del interior del alma, están conectados con este lugar. Por mucho que una música sea sublime e interpretada con instrumentos que conmuevan el alma y los sentimientos, si procede de un alma desconectada de Dios, lo que escuchemos nos llegará como está escrito:” lo que sale del corazón llega al corazón.” En ocasiones, esta música nos trae experiencias, energías e influencias de lugares que no nos hacen bien. En cambio, la música que viene de las alturas del alma de un Tzadik, quien está unido en forma absoluta con HaKadosh Baruj hu, trae un mensaje directo de Dios para nosotros. Por lo tanto, es importante que la música que escuchemos sea música compuesta por Tzadikim. Esto hace que se refinen nuestros sentimientos, nuestra mente, nuestros actos y sobre todo, esa parte interior de nuestro inconsciente que es el origen de toda la parte consciente. Este es un punto importante con la música.
Debemos manejar lo que entra por los orificios que HaKadosh Baruj Hu puso en nuestro cuerpo. Todo lo que escuchamos, lo que vemos, por supuesto lo que respiramos, debe provenir de la santidad para que lo que nuestro interior reciba, ya sea algo refinado. Entonces, [mediante nuestro trabajo interno] seguimos refinando esa luz que más tarde devolveremos al exterior. Es decir, hacemos una limpieza en nuestro exterior de acuerdo con lo que recibimos.
Pero no sólo recibimos por los agujeros de la cabeza, si no también por los pelos.
• Lo que recibimos por los ojos y por los orificios que están a la vista, son cosas conscientes: son las cosas que podemos percibir y entender.
• Lo que ingresa en nosotros por los pelos, proviene de nuestro inconsciente, de la parte interior:
◦ a través de los pelos de la barba recibimos revelación de la parte superior del alma que se llama Iejidá.
◦ A través de los pelos de la cabeza recibimos revelación de la parte del alma que se llama Jaiá.