Sentir es sentir, no tiene nada que ver con hacer. De acuerdo con la explicación que tratamos de dar ahora, tratamos de explicar eso, que a través del pensamiento, de la utilización correcta de la mente, pueden causar ese amor, esos sentimientos, al servicio a Dios. Y como habíamos dicho alguna vez, los sentimientos tienen una luz interior, que viene de la Esencia de Dios, de keter, y que es una fuerza que no se puede cambiar, pero si se puede cambiar la parte superficial, que es a que está enfocado ese amor o temor. En vez de enfocar el amor a las cosas materiales, las enfocamos a las cosas de kedushá y de servicio a Dios y así con todas las sefirot. A eso se refiere esa “orden de amar”. Ordenar un sentimiento aparentemente es una contradicción, pero ahora vemos que se puede hacer que la persona dirija sus sentimientos a cosas correctas. Por eso se dice “te ordeno amar a Dios, o te ordeno temer a Dios”. Uno puede trabajar con si mismo para hacer que esos sentimientos, esa fuerza que está por encima de la mente, -así como el alma animal tiene más fuerza que el alma divina-, también los sentimientos tienen más fuerza que la mente.