El poder de la imaginación es una fuerza que HaKodosh Baruj hu nos dio; es parte de la meditación, del intelecto. La imaginación incluye lo que nosotros queramos: una imagen, visiones, incluso sentimientos, porque existen los sentimientos dentro del intelecto. Podemos imaginarnos la acción y hasta los preceptos. Incluso podemos imaginarnos a HaKodosh Baruj hu. Pero todo eso que nos imaginamos, en realidad no es. Es importante comprender lo que dicen nuestros sabios acerca de lo que está escrito en la Torá: la prohibición de hacer imágenes. La prohibición de hacer imágenes está relacionada con esculpir o hacer objetos que quieran representar cosas de la tierra, porque por supuesto todo lo que podemos construir son cosas que conocemos, por lo tanto, sólo pueden ser cosas de la tierra. También está prohibido creer que todo aquello que estamos haciendo, es así también en los mundos superiores. Pensar que un hombre, o que un árbol, o que una estatua, o que un pedazo de tierra, o que el sol, sea Dios, es el principio de la idolatría.
Podemos imaginarnos cómo el sol ilumina la tierra, y podemos tomar este ejemplo para establecer una comparación y entender cómo Dios da vida a toda la creación. Pero de ahí a pensar que el sol sea Dios, eso es algo que no entra en el pensamiento judío. Evidentemente, este tipo de pensamiento entra en el pensamiento de muchos de los pueblos del mundo, lo cual justamente es lo que está prohibido. Pero la imaginación en sí no está prohibida. Al contrario, tenemos que imaginarnos cosas, pero sólo cuando nuestra imaginación esté refinada y depurada.