Realmente has respondido la primera pregunta con tu segunda pregunta. Un Yad se usa para mostrar el Ole (quien fue llamado a la Torá) el lugar en el que el lector lee la Torá. Puesto que uno no puede tocar la Torá directamente, y por lo tanto el dedo físico del lector no puede utilizarse para este propósito, la costumbre desarrollada es utilizar un Yad. Sin embargo, no hay requerimiento para usar un Yad y un lector puede elegir mostrar el Oleh el lugar con su dedo cerniéndose sobre la Torá asegurándose de no tocar la Torá directamente.
En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta fácil es que la ley prohíbe que uno entre en contacto directamente con la Torá. Esta ley puede encontrarse en el Shulján Aruj capítulo 147, apartado 1 y se deriva del Talmud, Tratado Megilá 32a.
El motivo más básico de esta ley es desarrollar un respeto y temor hacia la Torá, manipulando la Torá de una manera diferente a la que se manejaría cualquier otro libro. El cuidado que tenemos al manejar una Torá nos hace conscientes de su estatus especial como guía para la vida y el proyecto universal del universo.
El Maharal ofrece un fascinante acercamiento alternativo para entender esta ley. Aunque el hombre se compone de una parte espiritual (alma) y un lado físico (su cuerpo), en este mundo físico, el alma está obscurecida totalmente por el cuerpo. El alma sin duda existe, pero no se puede mostrar a sí misma en este mundo de la corporalidad. Nuestros sentidos y este reino de la realidad no serían capaz de manejar la situación, tan impresionante es el poder del alma. La Espiritualidad no puede ser expuesta en este mundo de la corporalidad. Por lo tanto, la Torá, el epítome de la espiritualidad tampoco puede estar expuesta al contacto desnudo de nuestro cuerpos físico- es inadecuada y casi insultante hacia la Torá. La Torá debe ser envuelta por algún otro elemento, como toda espiritualidad está, antes de entrar en contacto con la realidad física de nuestro mundo.