Un sheliaj es el enviado del meshaleaj, -de la persona que envía-, y cuando una persona está cumpliendo una misión en nombre de alguien, en realidad lo que está haciendo no es él, sino que es quien lo está enviando. Así como Eliezer fue enviado por Abraham para encontrar una novia, una kalá para Itzjak y él recibió todos los poderes para cumplir con su misión, y todo lo que él decía era palabra de Abraham, entonces, por un lado, tenemos el poder de que todo lo que hacemos tiene la fuerza de que fue enviado por el rebbe, pero por otro lado tenemos que asegurarnos, de que nuestra intención quede de lado y que lo que hagamos sea solo la intención de quien nos envía, y eso se llama bitul. Nosotros podemos tener muchos pensamientos en la mente que provienen de muchos sitios, pero tenemos que pensar que lo que estamos haciendo es una misión que nos envía HaKadosh Baruj Hu a este mundo, y como enviados, no tenemos derecho a decidir o a querer algo para nosotros, sino que tenemos que enfrascarnos completamente en cuál es el objetivo. Por eso tenemos que estudiar, tenemos que refinar nuestras cualidades, nuestras aptitudes para poder realizar la misión como corresponde, y por supuesto el shlijut, cuando es realizado, el que lo envía le da todo, -y más cuando hablamos de HaKadosh Baruj Hu-, nos da todo lo que necesitamos para realizar lo que queremos, lo que Él quiere.
El meshaleaj tiene una intención, envía un sheliaj y al sheliaj le da todo lo que necesita para cumplirlo y además le da una recompensa. Todo eso para que se lleve a cabo el shlijut, y si es HaKadosh Baruj Hu el que nos envía, entonces tenemos que tener la completa seguridad de que ese shlijut va a ser llevado a la práctica sin ninguna clase de duda. Tenemos que eliminar la duda que nos impide concentrarnos. Saber que si queremos satisfacer nuestros deseos, lo que HaKadosh Baruj Hu nos desee es muy superior a todo eso, y tenemos que dejar los deseos y las buenas intenciones para Él y nosotros enfrascarnos completamente en nuestro cometido y vamos a recibir mucho más de lo que podríamos pensar en nuestros sueños más alocados.