La palabra Torá deriva de la raíz oraa que significa instrucción. En la Torá hay muchas instrucciones, pero también hay historias y muchos versículos que aparentemente no hablan sobre preceptos. Los sabios discutieron el origen de todos los preceptos durante siglos, especialmente, en la última parte del segundo Beit HaMikdash (el Templo). Cuando éste fue destruido, recopilaron toda la sabiduría que venía de la Torá y que cada uno recibió de sus maestros. Entonces, uno de ellos dijo: estudiamos de “tal y tal”, y empezaron a discutir. De ahí proviene la palabra Tanía, “estudiamos”, porque en ocasiones, las Leyes de la Torá están manifestadas de forma revelada y expresa, pero en otras, lo están de modo indirecto. Todo el estudio de los sabios estaba dirigido a conocer el origen de cada uno de los preceptos que debemos cumplir, y también, para saber a qué versículo correspondían las distintas leyes que surgen de la Torá.