Es importante que las mujeres sepan que antes de preparar las “jalot” deben poner Tzedaká y que, mientras trabajen la masa, deben pensar en buenos deseos. El pan es sinónimo de alimento y de sabiduría. Por lo tanto, cuando la mujer prepara el pan y lo entrega a sus hijos, esposo o invitados, no sólo les está entregando un alimento sino también les está entregando sabiduría. Y como en ocasiones la mujer puede dejar caer alguna lágrima en la masa, esa jalá (pan del Shabat) incluye también el secreto de la fe de la mujer [judía]. Entonces, tiene un sabor muy especial
Esto está relacionado con el día de la mujer judía la cual está representada por [nuestra matriarca] Rajel.
Rajel espera que sus hijos vuelvan del galut. Ella espera escondida en un rincón de la tierra del Israel, al lado de Bet’lejem. Belén/ Bet’lejem significa, “La Casa del Pan”. Esta asociación tiene que ver con la mujer. El hombre trae el trigo (el dinero) a la casa. Pero el trigo no proporciona alimento. Para que el trigo alimente hace falta que sea transformado en pan por la mujer, quien [amorosamente] mezclará la [harina] con el agua y añadirá fermentos, sal, azúcar y todo lo necesario, y quien posteriormente, lo horneará. Esta forma de preparar el pan es un secreto que sólo la mujer conoce. Hacer Jalá es una mitzvá muy importante.